Voy a citar las palabras del Dr Michael Johnson, uno de los múltiples clientes que Dan Kennedy ha sabido catapultar a la categoría de sanitario millonario a lo largo de su carrera.
Dice así:
Estaba charlando con una paciente mía, Sally R., que siempre oponía resistencia cuando le proponía un tratamiento, se quejaba de lo que su seguro cubría y no cubría y me decía que simplemente no podía permitirse «todos esas manipulaciones»-pese a que se sentía mejor con ellas, peor sin ellas.
Aquel fatídico lunes, Sally mencionó casualmente:
«¿Puedes ser un poco más cuidadoso hoy? El sábado tuve un masaje de tejido profundo y todavía estoy un poco dolorida, sobre todo en el cuello.»
Estaba alucinando. Como si me hubieran echado un cubo de agua helada en la cabeza.
Pero mantuve la calma y, con el mismo tono casual de ella, le pregunté dónde estaba recibiendo el masaje. Y me dijo -con todo lujo de detalles- que estaba yendo al nuevo y famoso spa de Columbus Avenue:
«La mujer del socio de mi marido me dijo de ir allí para un tratamiento facial. Por cierto, creo que no te he hablado de mi marido. Él y su socio son los dueños del gran bufete de abogados frente al palacio de la corte, el que tiene el reloj en la torre. Bueno. Pues cuando fui al spa para mi primera cita, me preguntaron si tenía algún problema de salud.. les dije que venía aquí para que me crujieras la espalda… y me sugirieron que contratara un pack de masajes de tejido profundo que complementaría tus manipulaciones y me ayudaría a estar bien por más tiempo.»
Estaba enojado. Me sentía traicionado.
Sally se quejaba de lo caro que era tratarse conmigo hasta el punto de que había reducido la tarifa que le cobraba por visita, y accedido a mandarle un único pago a final de mes en lugar de hacerle pagar por cada visita.
Ahora sabía que estaba pagando una pasta a ese spa. Y estaba casada con un abogado bien posicionado.
(Después dejé de estar enfadado con ella y me enfadé CONMIGO)
Cuando Sally se marchó, incluso canceló nuestras próximas citas porque «eres demasiado caro y no quiero pagar tanto. Te llamaré si me empiezo a encontrar mal. Gracias, Dr. Johnson.»
Gracias Dr. Johnson. Por supuesto.
Ese fue un Día Crítico en Mi Vida. Me senté y pensé en lo que acababa de pasar-y cómo este «pequeño secreto» sucede con muchos de mis pacientes y los pacientes de mis colegas de costa a costa.
Tal vez has escuchado al autor y conferenciante Jim Rohn hablar de «el día que su vida cambió». Ese fue mi día para mí.
Me liberó de ser un esclavo de lo que yo pensaba que otros podían o querrían pagar y me sirvió para empezar a cobrar lo que merezco-y no trabajar por menos.
-Dr. Michael Johnson.
Extraído del libro No B.S Wealth Attraction in the New Economy, de Dan Kennedy.
La lección evidente es que el único que decide lo que cobras eres tú. No tu paciente.
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Si sigues los consejos que comparto, a Sally le parecerá muy caro. Y está bien así.
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